Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

I Macabeos 10, 29-56

29 Y ya desde ahora os libero y descargo a todos los judíos de las
contribuciones, del impuesto de la sal y de las coronas.

30 Renuncio también de hoy en adelante a percibir el tercio de los
granos y la mitad de los frutos de los árboles que me correspondían, del país
de Judá y también de los tres distritos que le son anexionados de Samaría -
Galilea... a partir de hoy para siempre.

31 Jerusalén sea santa y exenta, así como todo su territorio, sus
diezmos y tributos.

32 Renuncio asimismo a mi soberanía sobre la Ciudadela de
Jerusalén y se la cedo al sumo sacerdote que podrá poner en ella
de
guarnición a los hombres que él elija.

33 A todo judío llevado cautivo de Judá a cualquier parte de mi reino,
le devuelvo la libertad sin rescate. Todos queden libres de tributo, incluso
sobre sus ganados.

34 Todas las fiestas, los sábados y los novilunios y, además del día
fijado, los tres días que las preceden y los tres que las siguen, sean todos
ellos días de inmunidad y franquicia para todos los judíos residentes en mi
reino:

35 nadie tendrá autorización para demandarles ni inquietarles a
ninguno de ellos por ningún motivo.

36 En los ejércitos del rey sean alistados hasta 30.000 judíos que
percibirán la soldada asignada a las demás tropas del rey.

37 De ellos, algunos serán apostados en las fortalezas importantes del
rey y otros ocuparán puestos de confianza en el reino. Sus oficiales y jefes
salgan de entre ellos, y vivan conforme a sus leyes, como lo ha dispuesto el
rey para el país de Judá.

38 Los tres distritos incorporados a Judea, de la provincia de Samaría,
queden anexionados a Judea y contados por suyos, de modo que, sometidos
a un mismo jefe, no acaten otra autoridad que la del sumo sacerdote.

39 Entrego Tolemaida y sus dominios como obsequio al Lugar Santo
de Jerusalén para cubrir los gastos normales del Lugar Santo.

40 Por mi parte, daré cada año 15.000 siclos de plata, que se tomarán
de los ingresos reales en las localidades convenientes.

41 Todo el excedente que los funcionarios no hayan entregado como
en años anteriores, lo darán desde ahora para las obras de la Casa.

42 Además, los 5.000 siclos de plata que se deducían de los ingresos
del Lugar Santo en la cuenta de cada año, los cedo por ser emolumento de
los sacerdotes en servicio del culto.


43 Todo aquel que por deudas con los impuestos reales, o por
cualquier otra deuda, se refugie en el Templo de Jerusalén o en su recinto,
quede inmune, él y cuantos bienes posea en mi reino.

44 Los gastos que se originen de las construcciones y reparaciones en
el Lugar Santo correrán a cuenta del rey.

45 Los gastos de la construcción de las murallas de Jerusalén y la
fortificación de su recinto correrán asimismo a cuenta del rey, como
también la reconstrucción de murallas en Judea.»

46 Cuando Jonatán y el pueblo oyeron tales ofrecimientos, no les
dieron crédito ni los aceptaron, porque recordaban los graves males
que
Demetrio había causado a Israel y la opresión tan grande a que les
había
sometido.

47 Se decidieron, pues, por el partido de Alejandro que, a su parecer,
les ofrecía mayores ventajas y fueron aliados suyos en todo tiempo.

48 El rey Alejandro juntó un gran ejército y acampó frente a
Demetrio.

49 Los dos reyes trabaron combate y salió huyendo el ejército de
Alejandro. Demetrio se lanzó en su persecución y prevaleció sobre ellos.

50 Mantuvo vigorosamente el combate hasta la puesta del sol. Pero
en aquella jornada Demetrio sucumbió.

51 Alejandro envió embajadores a Tolomeo, rey de Egipto, con el
siguiente mensaje:

52 «Vuelto a mi reino, me he sentado en el trono de mis padres y
ocupado el poder después de derrotar a Demetrio y hacerme dueño de
nuestro país;

53 porque trabé combate con él y luego de derrotarle a él y a su
ejército, nos hemos sentado en su trono real.

54 Establezcamos, pues, vínculos de amistad entre nosotros y dame a
tu hija por esposa; seré tu yerno y te haré, como a ella, presentes dignos de
ti.»

55 El rey Tolomeo le contestó diciendo: «¡Dichoso el día en que,
vuelto al país de tus padres, te sentaste en el trono de su reino!

56 Pues bien, haré por tí lo que has escrito. Pero ven a encontrarme
en Tolemaida donde nos veamos el uno al otro, y te tomaré por yerno como
has dicho.»